4 de abril de 2017

¿LA ÚLTIMA SEMANA DE DANIEL? V

¿ESTAMOS EN LA ÚLTIMA SEMANA DE DANIEL? V
Profecía de las 70 Semanas de Daniel
Estudio bíblico-exegético de la Profecía de Daniel 9:20-27
Por apóstol Dr. Daniel Guerrero


Hasta aquí hemos visto tres estudios bíblico-teológicos que nos dan sus perspectivas sobre el posible cumplimiento de la profecía de las 70 Semanas de Daniel en nuestros días.  Las cuales puede encontrar en la Primera y la Segunda entrega.

Y en la Tercera y Cuarta entrega estudiamos, tanto como nos es posible en este espacio, el mensaje del Señor a Sus discípulos en el Monte de los Olivos, que encontramos en Mateo 24 y Lucas 21.

Ahora en esta Quinta parte voy a explicar lo que personalmente encuentro en la Profecía de las 70 Semanas de Daniel y cómo creo que se cumplió en su tiempo, tal como el profeta Daniel y nuestro Señor Jesucristo profetizaron.

Vamos a citar la profecía bíblica dada a Daniel por medio del ángel Gabriel, para que la tengamos presente en nuestro estudio:
"Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión.
- La Orden:
Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.
- La Visión:
Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.
Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.
Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador."

Arriba, al inicio de esta entrega, he publicado un esquema de cómo considero que esta profecía tuvo cumplimiento. Ahora voy a explicarlo:

Primero para poder entender el cumplimiento de esta profecía tenemos que empezar aclarando que el tiempo o calendario bíblico, era lunar y no solar, como el que usamos actualmente. Las setentas semanas, literalmente en hebreo son setenta sietes, indicando que cada día representa un año; es decir una semana es equivalente a 7 años. En el calendario judío un año constaba de 360 días (de 12 meses, de 30 días cada uno aproximadamente). Siguiendo este esquema, veamos el cumplimiento de esta profecía, con las especificaciones que nos da el profeta Daniel. 

Podríamos decir que la profecía de las Setentas semanas de Daniel también pudo ya cumplirse de la manera siguiente:
1. Las semanas del 1 al 7 se cumplieron entre el decreto u orden de restaurar y edificar Jerusalén por el rey Artajerjes (Neh. 2:1-8): que hemos dicho fue en el mes de Nisán del año 444 antes de Cristo.
2. Las semanas del 8 al 69 se cumplieron entre el tiempo de Nehemías y la entrada triunfal de nuestro Señor Jesucristo en Jerusalén, es decir "hasta [la venida] del Mesías Príncipe".
3. En la última semana se produce un giro, pues se divide en "mitades de un tiempo":
3.1. La primera mitad de la semana 70 se cumplió entre el nacimiento de Jesús y Su muerte en la cruz, con lo cual concuerda la declaración de la profecía: "Después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías."
3.2. Y la segunda mitad de la semana 70 se cumplió entre la muerte de Cristo (33 d.C.) y la destrucción del templo (70 d.C.).

¿De dónde salen estos cálculos?  El Dr. H. W. Hoehner lo explica en su obra "Aspectos Cronológicos de la Vida de Cristo", Cito:
"Multiplicando las 69 semanas por 7 años de cada semana, tendremos el total de 173,880 días. (69 semanas son 483 años, los cuales equivalen a 1 año cada uno por 360 días en cada uno de esos años = 173,880 días). La diferencia entre 444 antes de Cristo y 33 después de Cristo es de 476 años solares. Multiplicando 476 por 365.24219879 (esta es la cifra exacta de un año solar contemporáneo), en otras palabras por 365 días, 5 horas, 48 minutos, 45.975 segundos, tendremos 173,855 días. Esto nos deja con 25 días adicionales que deben ser contados entre el 444 antes de Cristo y 33 después de Cristo. Sumando los 25 días al 5 de marzo (del año 444 antes de Cristo), uno tiene la fecha del 30 de marzo del año 33 después de Cristo, el cual fue el 10 del mes de Nisan del año 33 después de Cristo."  Y esa fue la fecha de la entrada triunfal de nuestro Señor, cuando montado en un pollino, fue recibido como el Mesías, lo cual registran todos los Evangelios (Mt. 21:39; Mr. 11:9-10; Lc. 19:38; Jn. 12:13).  Con lo cual él mismo dio cumplimiento a la profecía dada por Zacarías (Zc. 9:9):
"Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna."
Así que, se cumplieron exactamente 483 años, equivalentes a 69 semanas, tal como lo profetizó Daniel. El reto lo tenemos es con la última semana (7 años), pues es claro que la profecía dada por el Maestro sí se cumplió totalmente; sin embargo, el cumplimiento de los eventos profetizados no se cumplieron en 7 años literales, sino dentro de un período de setenta (70) años.  Exactamente en el año 70 del calendario romano.

El Misterio de la Semana 70 de Daniel 

No podemos negar que la Septuagésima semana representa un reto hermenéutico.  ¡Es claro que estamos ante un misterio! Así que, con humildad, necesitamos acercarnos y tratar de entender lo que pasó entre la semana 69 y la 70.  Volvamos a leer lo que dice la profecía en la versión de Reina-Valera 1960:
"Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.
Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador."

Tenemos que el Mesías muere después de la semana 69, es decir en el 33 d.C..  Y luego viene el pueblo de un príncipe que destruirá la ciudad y el templo, lo cual efectivamente pasó en el 70 d.C.

La traducción de la Biblia de las Américas aclara un poco más el sentido del pasaje bíblico. Dejé entre corchetes las notas que la misma versión provee, para efectos de un mejor entendimiento:
"Después de las sesenta y dos semanas el Mesías [z el Ungido] será muerto [aa cortado] y no tendrá nada [ab a nadie], y el pueblo del príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario. Su fin vendrá con inundación; aun hasta el fin habrá guerra; las desolaciones están determinadas [ac guerra será decretada a las desolaciones]. Y él hará un pacto firme con muchos por una semana, pero a la mitad de la semana pondrá fin al sacrificio y a la ofrenda de cereal. Sobre el ala de abominaciones [ad cosas detestables] vendrá el desolador [ae que causa horror], hasta que una destrucción completa, la que está decretada, sea derramada sobre el desolador [af que causa horror]".

Veamos ahora la versión de La Palabra Hispanoamericana:
"Después de las sesenta y dos semanas, el ungido será eliminado. Las tropas de un príncipe que llegará después destruirán la ciudad y el santuario. Su fin será una catástrofe, pero hasta entonces habrá guerras, pues han sido decretadas devastaciones.  Pactará con muchos una alianza firme durante una semana; y a la mitad de la semana pondrá fin al sacrificio y a la ofrenda. En un ala [del Templo] implantará la abominación devastadora hasta que el final decretado se abata sobre el devastador".

Y por último, para no cansar al lector, cito la versión de la Nueva Traducción Viviente:
"Después de este período de sesenta y dos conjuntos de siete [h En hebreo Después de sesenta y dos sietes.], matarán al Ungido sin que parezca haber logrado nada y surgirá un gobernante cuyos ejércitos destruirán la ciudad y el templo. El fin llegará con una inundación; guerra, y la miseria que acarrea, está decretada desde ese momento hasta el fin. El gobernante firmará un tratado con el pueblo por un período de un conjunto de siete [i En hebreo por un siete], pero al cumplirse la mitad de ese tiempo, pondrá fin a los sacrificios y a las ofrendas. Como punto culminante de todos sus terribles actos [j En hebreo Y sobre el ala. Con significado incierto], colocará un objeto sacrílego que causa profanación [k En hebreo una abominación de desolación] hasta que el destino decretado para este profanador finalmente caiga sobre él."

Según podemos leer en estas versiones los eventos narrados acontecen en la Septuagésima semana de la profecía, es decir entre la muerte del Mesías Príncipe y la destrucción del templo y la ciudad.  Pero entre ambos eventos transcurrieron 37 años (33 d.C. hasta 70 d.C.).

Así que aquí tenemos un desafío bíblico y uno histórico.  Porque la profecía divide la Septuagésima semana en dos, entre la muerte del Mesías príncipe y el fin de los sacrificios y ofrendas antes de la destrucción del templo y la ciudad (v. 27), después de lo cual ocurre la abominación desoladora en un ala del templo; es decir, en 3,5 años literales que venimos calculando hasta el momento.  ¡Pero eso históricamente, aparentemente, no fue lo que pasó!  Porque realmente esos eventos no transcurrieron en 3,5 años, sino que sucedieron aproximadamente en la mitad de setenta años, entre el 33 d.C. y el 70 d.C., o sea en 37 años...

¡Así que, entonces los 3,5 años o 42 meses debemos contarlos antes del 70 d.C.!  Es decir, alrededor del año 66 d.C. Y es interesante, que en ese mismo año comenzaron las revueltas judías contra la ocupación romana, cuya cabeza visible para el momento era el general Tito Vespasiano, quien inició el sitio a la ciudad en marzo del 70 d.C. y culminó, con su total destrucción, en septiembre del mismo año, exactamente durante cinco (5) meses. El templo fue destruido el 9 de Av de ese año, que cayó el 2 de agosto, según el calendario romano. Entre las revueltas judías y la destrucción del templo transcurrieron aproximadamente 3 años y medio.  Y las devastaciones contra la ciudad santa duraron hasta el 9 de Av del año 135 d.C., durante el gobierno del emperador Adriano, es decir todo el proceso de destrucción del templo y la ciudad (las devastaciones) duró alrededor de 65 años.

Ahora bien, este es el escenario histórico que aparentemente sucedió, porque nos estamos basando en el conteo de los años aprobado en el 525 d.C. por Donisio el Exiguo, quien a partir de ese año comenzó a popularizar la nomenclatura Anno Domini, una forma reducida de la expresión latina  Anno Domini Nostri Iesu Christi que fue simplificada posteriormente como Anno Domini (AD); y luego pasó a las dos bien conocidas versiones  antes de Cristo y después de Cristo.

Pero ya se sabe que esta asignación estaba basada en un cálculo errado en la fecha del nacimiento de Jesucristo, que Donisio el Exiguo hizo calculando el reinado de Herodes I el Grande, en el que dedujo que Jesús nació en el año 753 a. u. c., cuando debió ser cerca del 748 a. u. c.  Aquí la nomenclatura a.u.c. son las iniciales para Ab Urbe Condita (desde la fundación de la ciudad, o sea, Roma), usado en el calendario romano de la época.  Es por eso que algunos astrónomos e historiadores aducen que el nacimiento de Jesús tuvo que haber ocurrido entre el 7 a.C. al 2 a.C., eso es una variación de aproximadamente 4 a 6 años...

Así que, la fecha 70 d.C. tampoco en sí es exacta y, en vista de eso, bien pudiéramos considerar que la muerte y resurrección sí acontecieron a la mitad del período de 70 años dentro del calendario romano vigente para la fecha, que era el calendario juliano, que fue introducido por el emperador Julio César en el año 46 a.C. (708 a.u.c), el cual entró en vigencia en el 45 a.C. (709 a.u.c.).

Por lo tanto, si tomamos en cuenta estos datos históricos, y dándolos por ciertos (aunque con reservas), podríamos afirmar que el último período de 70 años dentro de la profecía de Daniel, habría ocurrido, según el calendario juliano vigente para la fecha, entre el 748 a.u.c y el 818 a.u.c.  Y Jesús habría muerto y resucitado entre el 781-783 a.u.c., aproximadamente.  Sí, sé que estoy dando la posibilidad que Jesucristo hubiera muerto a la edad de 35 años y no como comúnmente se cree que fue a los 33 años; pero baso esta hipótesis en la incertidumbre de las fechas que nos dan los "historiadores" de Roma/Vaticano y tratando de superar la confusión real que existe entre los calendarios juliano, gregoriano y el hebreo actual.

¡Repito, lo anterior es una hipótesis!  Es evidente que se requiere mayor investigación y estudio, especialmente estudios fuera de las "cajas teológicas y religiosas tradicionales" en las que nos han querido encerrar durante tantos siglos...

Sin embargo, sin ánimo de ignorar el desafío hermenéutico-histórico que representa descifrar el enigma de la Semana 70, deseo proponer una solución, que bien podemos encontrar en las Escrituras; y que sin embargo, siendo honesto, no explica todo lo que quisiéramos saber o entender sobre esta profecía y su cumplimiento.

Pero a estas alturas tenemos que relacionar la profecía que encontramos en Daniel 9 con la profecía que encontramos en Mateo 24 y Lucas 21.  Específicamente la versión de Lucas nos da un detalle que puede explicar el giro en el tiempo profético que tenemos y que representa un desafío histórico-hermenéutico.

En Lucas 21, antes de pasar a los eventos de Su Segunda venida, el Señor dice:
"Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan."

Este detalle es sumamente importante y pudiera ayudarnos a entender por qué sucedió ese giro entre el tiempo profético de Daniel, que toma en cuenta el calendario hebreo, durante las 69 semanas, y su cumplimiento, que toma en cuenta el calendario romano, al final del 70 d.C.

La explicación que encuentro (sin que sea definitiva) es que, tal como el Señor lo profetizó (Mt. 24:1-6), en el año 70 d.C. sí culminó una era; como vimos en la Tercera parte, fue el fin de la era del reino de Judá y el inicio de la era o tiempos de los gentiles.  Siendo así, el fin de la era del reino de Israel se marca no según el tiempo de la profecía hebrea, sino según el tiempo de los gentiles, representado aquí por el imperio romano (la última bestia de la profecía de Daniel 7).  Y el giro ocurre ya que ese último período de la profecía de Daniel acontece dentro de un período de 70 años.  Es decir, observamos entonces que la profecía regresó al ciclo desde la cual comenzó: 70 años.  Quedando así: 70 años para la primera Diáspora judía bajo el imperio babilónico / 70 semanas (490 años) para la restauración del templo y la ciudad, la venida del Mesías y la destrucción del templo / Y a partir del año 70 del imperio romano comienza la segunda Diáspora judía.  ¡Y ambas diásporas se dan dentro de los ciclos proféticos dados por Jeremías y Daniel!  ¡Y el sacrificio perfecto del Mesías se da entre los dos sacrificios horrendos o "abominaciones" acontecidas en el templo! (Vea el gráfico abajo)

Patrón de Ciclos de 70 en la Profecía bíblica
Desde una perspectiva profética (y entendiendo los ciclos del tiempo de Dios) lo anterior tiene mucho sentido, pues se repite un patrón profético divino, basado en ciclos de siete (7), que comienzan con 70 años bajo un imperio gentil  (que fue profetizado por Jeremías) y culmina con 70 años bajo otro imperio gentil (profetizado por Daniel).  ¡Y eso nos conecta con nuestro tema!  ¿Será posible que haya un segundo cumplimiento de la profecía de las 70 Semanas de Daniel en nuestros días?  ¿Será que estamos ante un patrón o código profético que debemos tomar muy en cuenta para nuestros días?  Este tema lo voy a explicar en la próxima entrega.

Si desea continuar con la Sexta parte, haga click aquí.

Fuentes citadas o consultadas:
La profecía de Las 70 semanas de Daniel
La profecía de las 70 semanas de Daniel
Daniel 9, La Biblia de las Américas (LBLA)
Dionisio el Exiguo
Calendario juliano
Anno Domini
Ab Urbe Condita
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