21 de marzo de 2017

¿LA ÚLTIMA SEMANA DE DANIEL? III

¿ESTAMOS EN LA ÚLTIMA SEMANA DE DANIEL? III
Profecía de las 70 Semanas de Daniel
Estudio bíblico-exegético de Mateo 24 Primera Parte
Por apóstol Dr. Daniel Guerrero


Hasta aquí hemos analizado tres posiciones, tres estudios bíblico-teológicos que nos dan sus perspectivas sobre el posible cumplimiento de la profecía de las 70 Semanas de Daniel en nuestros días.

En la Primera parte analizamos la propuesta del blog clearlywritten.net "1948, 1967, 1978
predicted in Book of Daniel!
" (1948, 1967, 1978 predichos en el libro de Daniel) y concluimos que las fechas y análisis ofrecidos en ese extenso artículo son errados.

En la Segunda parte analizamos la propuesta de Ministerios Gilgal y su estudio "Las 70 Semanas de Daniel desde una Perspectiva hebrea" y también pudimos observar y  concluir que las fechas y análisis ofrecidos en su extenso estudio son errados.

Y también en esa Segunda parte analizamos lo que yo llamo la propuesta clásica o tradicional: la propuesta dispensacionalista de interpretación de las 70 Semanas de Daniel y dije que esta interpretación incurre en dos errores:
1.- Viola el contexto histórico y literario de Mateo 24 y Lucas 21, en los que nuestro Señor Jesucristo profetiza los eventos que acontecerán durante la destrucción del Segundo templo de Jerusalén, lo cual efectivamente sucedió en el año 70 d.C. y las señales de Su Segunda venida.
2.- Ignora el cumplimiento histórico de la profecía dada por el mismo profeta Daniel y la de nuestro Señor Jesucristo. ¡Ambas profecías se cumplieron, tal como ellos lo dijeron!

Ahora en esta Tercera y última entrega sobre este estudio, vamos analizar las Sagradas Escrituras y las señales y patrones proféticos actuales, que son usados por algunos interpretes de la profecía bíblica para indicar que podemos estar presentes ante el cumplimiento de las 70 Semanas de Daniel.

¿Qué es lo que realmente enseña Mateo 24?

Antes de proseguir debemos ir a la Biblia y dejar que sea ella la que nos hable; porque en mi opinión lo que muchas veces pasa con temas y estudios como éste es que damos por sentado que ya sabemos todo lo que necesitamos saber, y entonces abandonamos nuestra objetividad y no dejamos que la Biblia realmente nos hable.

Realmente el relato de Mateo 24 comienza en Mateo 23:1-39, capítulo en los que el Maestro nazareno acusa fuertemente a los escribas y fariseos de su época, con un mensaje que termina con dos sentencias proféticas muy fuertes:
La primera (vv. 34-36):
"Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad; para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar.
De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación."


Y la segunda le sigue (vv. 37-39):
"¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!
He aquí vuestra casa os es dejada desierta.
Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor."


Estas dos sentencias se cumplieron literalmente en el primer siglo, a excepción de la última parte, en el versículo 39, que a todas luces sucederá en la Segunda venida de nuestro Señor.

Así que, el Maestro venía con una fuerte carga emocional de ira y tristeza a la vez, y los discípulos lo notaron y trataron de ser "simpáticos" con Él; y en vista de su expectativa mesiánica judía, hasta trataron de animarlo a manifestarse según lo que ellos esperaban de su "Mesías".  Y el Maestro les echó un gran balde de agua fría...  Veamos (Mt. 24:1-2)...
"Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo.  Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada."

Lucas nos dice que algunos de los discípulos le mostraron que el templo estaba adornado de hermosas piedras y ofrendas dedicadas a Dios (Lc. 21:5).

Esta respuesta clara, diáfana y a "quemaropa" del Maestro tuvo que haber dejado en shock a Sus discípulos judíos.  Y por eso vemos que una vez que llegaron al Monte de los olivos (a unos 30 a 45 minutos caminando) ellos le expresaron sus interrogantes relacionadas con la profecía sobre la destrucción del templo, porque minutos antes escucharon al Maestro profetizar dos veces lo mismo (Mt. 23:38; Mt. 24:2).  ¡Así que, ese es el contexto del mensaje que viene!  Preste atención y lea bien: ¡Ese es el contexto del mensaje que viene de Mateo 24 desde el versículo 3 hasta el versículo 46 del capítulo 25!

Para el proceso de interpretación bíblica es de vital importancia conocer el contexto histórico y bíblico del pasaje en estudio.  Y me da la impresión que la inmensa mayoría de los estudios que se hacen de Mateo 24 violan este principio o sencillamente lo pasan por alto por lo que dije arriba: 'porque creemos que ya sabemos lo que el pasaje enseña'.  Y entonces tratamos que la Biblia diga lo que ya nosotros creemos y ya hemos aprendido.  Y en el peor de los casos le imponemos un sistema teológico de interpretación bíblica.

Necesitamos tener bien en mente, que aquí el Maestro les está hablando a Sus discípulos, que todos eran judíos y tenían una muy clara y definida expectativa mesiánica judía, que Él quería echar por tierra de una muy buena vez.  Así que, si queremos entender este pasaje tenemos que tratar, tanto como podamos, de imaginar cómo un judío del primer siglo, con poca educación, podría pensar y cómo podría estar esperando la llegada de su Mesías judío...

Cuando ellos escuchan que el Maestro les dice dos veces que el templo sería destruido ellos inmediatamente pensaron en la venida del Mesías, de la restauración del reino prometido al rey David del cual el Mesías sería su heredero.  ¡Ellos no estaban pensando en la Segunda venida de Cristo tal como nosotros lo entendemos hoy!  Ellos esperaban la venida del Mesías en su tiempo, o sea en el primer siglo.  Por favor, mantengamos esto en mente.

Por eso, al llegar al monte de los Olivos le hacen tres preguntas que están íntimamente relacionadas.  Analicémoslas:
"Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, 
1.- ¿cuándo serán estas cosas, 
2.- y qué señal habrá de tu venida, 
3.- y (qué señal habrá) del fin del siglo?"

Y de aquí parte mucha de la confusión que ha habido todos estos años.  Porque si no entendemos las preguntas de los discípulos, tampoco sabremos entender las respuestas del Maestro...

Lucas lo narra en su Evangelio de la siguiente manera (Lc. 21:7):
"Y le preguntaron, diciendo: Maestro, ¿cuándo será esto? ¿y qué señal habrá cuando estas cosas estén para suceder?"

1.- ¿Cuándo serán estas cosas? ¿A cuáles cosas se refiere?  Obvio, ya lo dijimos, a la destrucción del templo que el Maestro acaba de profetizar.  Ellos querían saber la fecha o el tiempo específico de ese evento, pues ellos tenían cierta idea del mismo, según lo que habían oído en las sinagogas de Galilea o en las enseñanzas dadas en el templo por los rabinos judíos.  Y el Señor, sabiendo eso les da la pista: "Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes."
¿Qué señal marcaría el tiempo, el Cuándo, de la destrucción del templo? ¡La abominación desoladora de la que habló el profeta Daniel!

Pero el Señor les da muchas más, veamos...
1.1. Manifestación de falsos cristos (ungidos) y falsos profetas (maestros).
1.2. Noticias y rumores de guerras.
1.3. Manifestación de pestes, hambres y terremotos en diferentes lugares.
1.4. Persecución y tribulación para los discípulos.
1.5. Predicación y expansión del Evangelio por el mundo conocido.
1.6. Profanación del templo (parecida a la que ocurrió con Antíoco Epifanes IV), que también fue profetizada por el profeta Daniel.

2.- ¿Qué señal habrá de tu venida?  Ante esta pregunta el Maestro igualmente no les da UNA señal sino MUCHAS señales.  Pero antes de compartir estas señales, entendamos primero de qué realmente trata la pregunta.  Y considero que lo que genera confusión repito es que nosotros pensamos que la respuesta es obvia: se trata de la Segunda venida de Cristo.  ¡Y esa respuesta es errónea!  Repito, los discípulos no tenían ni idea que iba a haber una Segunda venida en los términos que nosotros lo entendemos hoy; es más, a esa altura, ni siquiera ellos aceptaban ni entendían lo de la muerte y la resurrección del Maestro/Mesías al tercer día.

¿Entonces a cuál venida ellos se refieren?  ¡A Su venida como el Mesías Rey!  El problema de interpretación se produce porque inmediatamente al ver la palabra "venida" nosotros pensamos que se trata de la "Segunda venida"; y no, aquí se trata es de la manifestación de Jesús como el Mesías Rey prometido.  ¿Cómo lo sabemos?  Porque la palabra griega para venida es parousía, que puede ser traducida como "advenimiento, venida, presencia" (Strong 3952).  Los discípulos judíos esperaban era el advenimiento o manifestación de Jesús como Mesías, ya no como Maestro, sino como Rey ungido. ¡Ellos esperaban al profeta prometido por Moisés! (Dt. 18:14-19)

Lo que los discípulos de Jesús esperaban era que Él se manifestara abiertamente como el Mesías-Rey esperado, el Mesías Príncipe del que profetizó Daniel.  Y cuando el Maestro les habló de la destrucción del templo sus alarmas proféticas se activaron y quisieron conocer más detalles de cómo y cuándo Él, como el candidato más cercano al reino mesiánico, iba a tomar el poder del reino y restaurarlo.

Para que tengamos una idea de lo fuerte que era esta expectativa mesiánica en los discípulos de Jesús, veamos que todavía momentos antes de Su ascensión le vuelven a preguntar "Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?" (Hch. 1:6-8).  De eso mismo están hablando Jesús y Sus discípulos en Mateo 24 y en Lucas 21, de la venida de Jesús como el Mesías Príncipe para restaurar el reino de Israel.

3. "¿y (qué señal habrá) del fin del siglo?" Esta tercera pregunta está conectada con la segunda, tanto gramaticalmente así como en semántica y teología.  Para la mente de los judíos del siglo I a.C. hablar de la destrucción del templo significaba dos cosas: la llegada (parousía) del Mesías y el inicio de la Era del reino mesiánico.

Pero nosotros, interpretes gentiles del siglo XXI obviamos la mentalidad y el trasfondo judío en el que fueron escritos los Evangelios, y le metemos a la Biblia nuestros esquemas teológicos occidentales preconcebidos y no nos tomamos el tiempo suficiente para analizar debidamente el contexto bíblico-histórico.  Y entonces dividimos los capítulos de la Biblia y les colocamos títulos que no siempre ayudan en la lectura e interpretación de la misma, como es este caso.  En la mayoría de las versiones de la Biblia en español el pasaje de Mateo 24:3-28 tiene como título "Señales antes del fin"  y; otra vez, todos damos por obvio que se trata del fin del mundo, de los postreros días antes del fin de las cosas cuando el Señor regrese por Segunda vez, porque ya concluimos que la segunda pregunta de los discípulos trata de la Segunda venida del Señor.  ¡Pero no, ese es otro error!

Entonces, ¿de qué "fin del siglo" se trata?  Aquí se trata del fin de una ERA, el fin de la era del reino de Judá que dará paso al reino prometido del Mesías.  La palabra griega usada para "siglo" es aión (Strong 165), que puede ser traducida como: edad, era, siglo.  Strong da una nota específica: "período (judío) mesiánico (presente o futuro)".

Las señales que le da el Maestro a Sus discípulos es de lo que pasaría antes de la destrucción del templo de Jerusalén, evento que marcaría (como en efecto lo fue) el fin de la era del reino de Judá.  ¡Todas las señales que el Maestro les dio a Sus discípulos se cumplieron antes del año 70 d.C.!

1. Manifestación de falsos cristos (ungidos) y falsos profetas (maestros).  Esto ya era denunciado por los apóstoles Pedro, Pablo y Judas en algunas de sus cartas entre el 60-68 d.C. (2Pe. 2:1-17; 1Ti. 4:1; Ju. 3-4).
2. Noticias y rumores de guerras.  Por la expansión del imperio romano en la región y las revueltas judías que antecedieron la caída y destrucción de Jerusalén, desde el 66 d.C. hasta el 73 d.C.
3. Manifestación de pestes, hambres y terremotos en diferentes lugares.  El asedio romano de la ciudad y otras señales, tanto en el cielo como en la tierra, antecedieron la caída de la ciudad santa y la destrucción de su templo
4. Persecución y tribulación para los discípulos.  Éstas comenzaron desde el encarcelamiento de Pedro y Juan en Jerusalén, narrados en Hechos 4:1-22 y 5:17-40 en el 33 d.C., así como el martirio de Esteban en el 34 d.C. (Hch. 6:8-12; 7:54-8:3).
5. Predicación y expansión del Evangelio por el mundo conocido.  De esto da testimonio el apóstol Pablo en sus primera carta a la iglesia en Tesalónica, considerada la primera carta paulina escrita aproximadamente entre el 50-52 d.C.  En ella el apóstol da cuenta de la expansión del Evangelio diciendo: "Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo, de tal manera que habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído.  Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada; porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera."  Ahora sabemos que la fe apostólica llegó hasta España que era considerada "lo ultimo de la tierra" y también se extendió hacia África, India y las regiones de Asía.  Pero note que ya para los años 50-52, cuando fue escrita la primera carta a los tesalonicenses se daba por  sentado que el Evangelio se había esparcido por el mundo conocido de la época.
6. Profanación del templo (parecida a la que ocurrió con Antíoco Epifanes IV), que también fue profetizada por el profeta Daniel.  Esto ocurrió según registro histórico durante el asedio de la ciudad, lo cual causó muchas muertes y derramamiento de sangre dentro del lugar sagrado; y luego dentro del templo cuando los ejércitos romanos de las legiones V Macedonica, XII Fulminata y XV Apollinaris comenzaron a matar a las fuerzas judías rebeldes y a saquear el templo, para luego quemarlo y destruirlo completamente, tal como el Maestro lo profetizó.

¡Eso pasó!  Y hay un registro histórico muy detallado al respecto, que certifica que la palabra profética dada por el Maestro, en el templo como en el Monte de los Olivos, la cual fue registrada en el capítulo 24 del Evangelio de Mateo, ya se cumplió.

Y a partir del año 70 d.C. bajo el general Tito Vespaciano hasta el año 135 d.C. bajo el emperador Adriano comenzó la total destrucción de Israel como reino y nación, además de la mayor Diáspora judía conocida hasta el momento.  Los judíos desde entonces no sólo perdieron su preciado templo, sino también su nación hasta el 29 de noviembre de 1947, cuando las Naciones Unidas aprobaron la creación del actual Estado de Israel, lo cual se concretó el 14 de mayo de 1948.

Cumplimiento de los propósitos de la profecía de las 70 Semanas de Daniel

Pero un detalle aún mucho más importante que fechas o eventos cumplidos y que debemos prestarle atención, y que podría certificar si la profecía se cumplió o no, es la verificación de los propósitos que el ángel Gabriel le dio al profeta Daniel sobre esas 70 Semanas (Dn. 9:24).  Veamos primero cuáles fueron y si ya se cumplieron o no.  Porque si se cumplieron esos propósitos podemos decir sin duda alguna que la profecía también se cumplió.  Veamos...
"Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos."

Podríamos analizarlos uno por uno, pero prefiero colocarlos en tres grupos
1. Terminar la prevaricación y poner fin al pecado. Con el sacrificio del Mesías en el 33 d.C. se puso fin al pecado de prevaricación (incumplimiento de los deberes) del pueblo judío contra la ley de Dios. Es decir, quedaba abolida la exigencia del cumplimiento de la ley dada por Dios a Moisés, para ser justificados ante El. Ya la voluntad de Dios no es el cumplimiento de la ley mosaica, sino que aceptemos el sacrificio hecho en la cruz del Calvario y creamos en la obra redentora del Hijo de Dios, el Mesías prometido (Jn. 6: 28-48; 14: 6-7/Compare con las enseñanzas del apóstol Pablo en Rom. 3: 9-31; 6: 1-14; Gál. 3: 19-4: 7; Ef. 2: 1-22). 

También como hemos dicho, con el sacrificio perfecto y completo de nuestro Señor Jesucristo en la cruz del Calvario se puso fin al pecado, porque Él mismo se presentó como la ofrenda, como el cordero santo y perfecto, que era capaz de quitar el pecado de la humanidad (Jn. 1:29,36; Hch. 8:32; 1 Pe. 1:18-20; Ap. 5:5-7). Su sacrificio fue tan perfecto y completo que fue y es suficiente una vez y para siempre, para que tengamos acceso diariamente, no sólo una vez al año, para entrar ante el Gran Trono celestial (Heb. 7:27; 10:19-22).  Y Su preciosa sangre igualmente fue suficiente para perdonarnos y quitar el pecado del mundo una vez y para siempre (Heb. 9:11-13; Ef. 1:7; Col. 1:14). Y Su sangre también nos limpia para el continuo y diario ministerio sacerdotal (1Jn. 1:7; Ap. 1:6). 

2. Expiar la iniquidad y traer la justicia perdurable. Con su sacrificio sustitutivo en la cruz, el Señor, como un cordero para el holocausto (Ex. 29:38-42; Jn. 1:29, Is. 53:1-12), expió los pecados de toda la humanidad y estableció la justicia perdurable, la cual ninguno de nosotros, como seres humanos caídos podríamos lograr (Ro. 3:21-28; 1Cor. 1:23-24, 30-31).  Es por esa razón que las cortinas del lugar santísimo se rompieron y hubo un gran temblor (Mat. 27:50-51; Mar. 15:37-38): el camino nuevo a Dios había sido abierto, por medio de la justicia de Aquel, que nunca cometió pecado. El sacrificio del justo por los injustos, con lo cual somos declarados justos e inocentes; en el lenguaje paulino "somos justificados" en Cristo (Vea Rom. 35:1-11; Ef. 1:6-8; Col. 2:8-23; Heb. 9:23-10: 22).

3. Sellar la visión y la profecía y ungir al Santo de los santos. La profecía de las setenta semanas de Daniel marca cierta culminación de un período profético, el cual como dijimos llega hasta el año 70 d.C. Después de tan dramático y traumático evento, como fue la total destrucción del templo y de la ciudad de Jerusalén, los judíos perdieron su tierra, su patria, y fueron esparcidos por todas las naciones. Para la iglesia igualmente fue un tiempo muy difícil que continuó con ciclos de persecución y de crisis. Es en ese contexto de confusión, expectativa y persecución que el apóstol-profeta Juan recibe la Revelación de Jesucristo, el Apocalipsis, que después de los mensajes a las iglesias, comienza con la apertura de un libro con siete sellos (Ap. 5:1-6).  Es decir, podríamos afirmar que Apocalipsis comienza donde termina Daniel (Dn 12:9). Y en la revelación que recibe Juan vemos claramente que la profecía estaba sellada y el Santo de los santos ya había sido ungido, como el Soberano de toda la creación, el León de la tribu Judá, para abrir los sellos de las profecías establecidas para el tiempo del fin.  Sólo el Mesías, el Santo de los santos, quien estaba sentado en el trono, pudo abrir los sellos y el libro de la profecía (Ver Ap. 4:1-5:14).  

Cristo Jesús es el espíritu de la profecía, el sello y el cumplimiento de toda la profecía dada por medio de la ley y los profetas del Antiguo Pacto y por lo apóstoles y profetas del Nuevo Pacto (Lc. 24:44-48; Gál. 4:3-5; Heb. 1:1-4; Ap. 19:10).

Así que, estos seis propósitos de la profecía de las 70 Semanas de Daniel todos se cumplieron en Cristo antes de la destrucción del templo de Jerusalén.  ¡Por lo tanto, los eventos de esta profecía y los propósitos para los cuales fue anunciada también ya tuvieron su fiel cumplimiento!

Vamos a detenernos aquí y en la próxima entrega seguiremos analizando Mateo 24.  Si desea continuar con la Cuarta parte, haga click aquí.


Fuentes citadas o consultadas:
Origen de la Revuelta judía
La abominación desoladora
Las guerras del 66 y 132: El Fin de IsraelLa Guerra de los judíos, Wikipedia
La Guerra de los judíos VI, Flavio Josefo


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